miércoles, 24 de diciembre de 2008

Godofredo Fink y el Lobo

Godofredo Fink y el Lobo

Extracto de “El cuaderno negro de las voces perdidas” de Marcelo Rougger.
Latino psychobilly War Ediciones, algún subsuelo de Buenos Aires, 2008.

“..Y Fink dijo: “Hacé tu vida, lobo”, con voz finita y chirriante como una puerta sin engrasar durante mucho tiempo, a la vez que flexionaba su brazo derecho totalmente para alcanzarle el porro al Lobo. Era una frase recurrente de Fink, que lo había sacado de una cumbia que él creía era del grupo Los Charros, aunque nunca lo pudo confirmar. Ni refutar.
- Gracias – Dijo el Lobo, y quedo pensativo mirando la luna.- Mirá, Fink, la luna está más cerca, se ve mucho más grande... Cómo estará la marea en el río, no? Porque esta hija de puta está aplastando la masa casi infinita de agua con su peso sideral... el universo está mal construido, mi querido Fink... Dios es un arquitecto horroroso, que creó una casa embrujada infinita solo para regodearse en su capacidad de hacerlo y observarlo. Y allí nos mete a todos y cada uno de nosotros. O no existe en absoluto, y todo y todos, somos una gran casualidad fisico/química... Cual de las dos opciones es más interesante? Sin pensarlo demasiado, te digo que prefiero un Dios espantoso a ser una casualidad...
- La verdad es que ni siquiera me resulta interesante esto de hacer historia hacia atrás, de buscar un origen rector de la existencia, creo que Dios y la casualidad es más o menos lo mismo. Porque si aceptamos la idea de Dios, estaríamos a un paso de acceder a la idea de que Dios se puede equivocar, o por lo menos mucho más cerca de esa idea que de la de que Dios no existe en absoluto, ponele, y eso nos daría posibilidades infinitas que, solo por nombrar algunas, pueden ser: que Dios sea deficiente mental, una fuerza incontrolable o un estúpido niño mimado.
- Fink, estás desvariando...
- Puede ser, pero la verdad que Dios, los Marcianos, Borges, la conche de tu madre, la sandía con vino y los ritos umbanda, son para mí irrelevantes. No me interesan. Por lo tanto, cualquier ejercicio de pensamiento erigido solo para acceder a algún aspecto de alguno de los objetos de esta lista que primorosamente he confeccionado para graficar la idea que deseo exponer, me resulta inoperante. Aunque tengamos en cuenta que no soy un tipo de fiar en ese aspecto: puedo cambiar de intereses de un momento a otro.
- Totalmente respetable, amigo Fink, pero totalmente increíble a la luz de las circunstancias y, permítame que lo trate de Usted. Usted es un buscador, un caminante fascinado con el camino. No es más ni menos que nadie; no es un genio, como usted cree, pero tampoco el estúpido que piensan algunos. Y no intente venderme su inocente desinterés que si hay alguien inocente en este lugar, son los perros mestizos que recorren las calles aullando, rompiendo las bolsa de basura y ladrándole de miedo a algún transeúnte que los espanta a piedrazos. Fink: a usted le interesan todas esas cosas; si tuviese la posibilidad le examinaría la concha a mi señora madre desde el clítoris hasta los pendejos...
- Acorazado tocado...
- El irrelevante Titanic del irrelevante Godofredo Fink hundido, me parece...”

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