miércoles, 24 de junio de 2009

Siniestras cancioncitas pop

Trash VII

Siniestras cancioncitas pop
(Letra y música: Godofredo Fink)

(La-Do-Si)
(La-Do-Si-Fa#-Mi/Sol-Mi/Sol-La)

Decapité las flores
De todos los cementerios
Me cegó esa luz,
Y me dejé llevar.
Hasta un momento y un lugar
Fuera de foco y sin movimiento
Un silencio ensordecedor
Cacofonía de lo que siento...

Cometí el error
Aquí tus ojos, afuera el viento
Ya no puedo salir...
No quiero, no puedo, no quiero...
Y el cuervo sigue ahí
Y lo estará hasta el final del tiempo
Acapara la luz
Rompe los vidrios, escupe el fuego...

(Recitado sobre la misma base)
...y se escucha a lo lejos, alguna siniestra cancioncita pop;
alguien abre los ojos a la vida,
toma un revolver y apunta a su espejo,
alguien ama a alguien desesperadamente;
todos sueñan sueños comprados,
la lluvia no los moja,
sus siniestras cancioncitas pop
les sirve de paraguas en esta noche infernal,
mientras mojan sus almohadas con lágrimas
mientras todavía están vivos,
esperando el estribillo
de sus siniestras cancioncitas pop...

Decapité mil flores en honor,
de las siniestras cancioncitas pop
Decapité mis flores para vos,
dinamité el dique del dolor...
La oscuridad, la lluvia y la traición
Rompí los frenos, volé en otra dirección...

miércoles, 10 de junio de 2009

Trash VI

Los atrofiaditos
(Los atrofiados del día, Claudia la torta y los colectiveros idénticos al cantante de Horcas)

Si mi sentido del tiempo no falla, son las veintiuna treinta y en la parada no hay nadie. Resulta extraño, la gente siempre tiene lugares a donde ir. Me siento en el banco, enciendo un cigarrillo y pienso en lo que leí en el diario de la mañana: un tipo, Oscar M. (ex convicto, portador de HIV), estuvo un día preso por robo. Al salir de la comisaría, fue a la casa de quién él creía que lo había denunciado frente a las autoridades. Al llegar al domicilio se encuentra con el presunto buchón y le dice: así que vos me denunciaste?, y le da un mazazo en la cabeza. Cuando este señor cae, nuestro amigo Oscar M. le clava un puñal en la pierna. Acto seguido le dice: ahora me voy a violar a tu hija y entra en la casa. Encuentra a la hija (que no era la hija, sino la hijastra de 16 años), la viola delante de otros tres menores, se escapa por atrás, se roba un televisor, un poco de comida y unas bicicletas en un trayecto de unas cuadras. La policía lo encuentra en 93 y 1, se tirotea con los canas, se queda sin balas, los azules entran a pelearlo cuerpo a cuerpo, aparece la esposa de Oscar con un tramontina para defender a su hombre, la sacan del medio de un sopapo y todo comienza a terminar con un Oscar M. rompiendo un botella y haciéndose cortes en la garganta para que no lo toquen. La sangre brota tranquila y tibia por un rato entre los gritos y las puteadas. Oscar M. se entrega con la camiseta de Defensa y justicia empapada de sangre, mientras el sol comienza a alumbrar la calle de tierra y el descampado. Ahora debe estar en cana, el supuesto buchón confirmó que él no lo había denunciado y se recupera en un hospital de La Plata. La hijastra está en observación y los tres menores al cuidado de un tutor.
Me gustaría ser un buen cantante para poder hacerle un buena cancioncita a Mr. Oscar M. En el diario no dice nada, pero me juego la cabeza que la M. es de Morán. Oscar Morán: un buen nombre para un tipo duro. Para cantor de tangos o para milico. El brigadier Oscar Morán, quién brilló dentro de la fuerza en la guerra contra los marxistas extranjerizantes.... Oscar Morán: la voz del tango arrabalero. O un nuevo estilo: el tango tumbero. Los cinco puntos como colectivo cultural de la nación. Para aportar más datos sobre nuestro amigo del día, podemos decir que ya cumplió condena un par de veces por hurto a mano armada y hurto de automotor.
Igualmente, en el podio de los atrofiaditos, tenemos a un hombre de sesenta y pico de años que estaba en pareja con una chica de diecisiete que resulta ser la hija, con la cual, a su vez, había engendrado un par de niñitos mas. Una nueva especie mutante de hijonietos, donde el cromosoma x mantiene una relación parasitaria con el Y, dando como resultado algo monstruosamente humano. Mentira, pero son hijos y nietos a la vez. Un cuentito infantil que se me ocurrió recién:

El día que Armando dejó de llorar
Por G. Fink

Había una vez un señor muy muy bueno llamado Armando Lucero, quién tenía un antecedente pedófilo, pero se había curado de lo más bien. Ahora su relación con los niños era de un amor platónico que deslumbraba a propios y extraños. Amaba a los niños, jugaba con sus vecinitos, bailaba con ellos como un poseso las canciones del amigable Barny: te quiero yo y tú a mí y otros éxitos similares. Este señor tuvo una relación carnal con una señora malvada llamada Palmira. De es encuentro de amor, nació una hermosa niña que fue alejada de este buen señor. Nuestro héroe Armando quiso conocer a la hermosa niña, pero la malvada Palmira se fue al Paraguay llevándose a la niña consigo. Armando lloró un río y dos océanos; hasta que se secó de lágrimas pasaron años. Un buen día, después de muchos años de llanto, Armando no lloró más. Armando se bañó, se afeitó, se perfumó, se puso sus mejores ropas y salió del oscuro cuarto en el que estuvo encerrado por años y se fue a pasear por la plaza. Paseaba oliendo las flores y observando atentamente el verde clorofila de las hojas de los árboles. De pronto, frente a él, una muchacha de unos veinte años lee un libro recostada en la hierba. Qué niña más hermosa, piensa Armando, creo que me he enamorado. El amor, esa ardiente y hermosa emoción, se manifestó en Armando como un rayo y, ya poseído, golpeó hasta desmayar a la hermosa muchacha con un adoquín, le arrancó la ropa y le demostró en forma carnal su enamoramiento, intentando que cada hermosa y perlada gota de esperma luche por fecundar al óvulo, cumpliendo así si misión en la tierra. Después de esto se la llevó a su cuarto; pensó: esta niña iluminará mi vida. Y así fue. Luego de un tiempo de prácticas sexuales regulares, la muchacha dio a luz una hermosa bebita regordeta y vivaracha que alegró este hogar y el día de hoy sigue haciéndolo. Lo que nunca sabrán los integrantes de esta feliz familia es que la muchacha es la hija de Armando y que el destino los había unido nuevamente porque el uno estaba destinado para el otro. Los lazos del amor no se cortan fácilmente, rompe con todas las barreras, etc... Y Colorín Colorado, este cuento ha terminado.

Claudia duerme en el segundo asiento de uno de este uno por Mitre al que acabo de subir. Viernes, 8 de mayo de 2009, está fresco y la noche recién comienza. La veo cuando pongo las monedas, cuando ya es tarde para bajar. Está dormida, me digo mentalmente, solo hay que pasar rápido. Paso a su lado mirando hacia abajo e intentando tapar mi rostro con el brazo alzado para agarrame del caño. Me siento en el asiento del fondo del mismo lado que Claudia. El blanquito está vacío y puedo ver claramente su nuca platinada. Pienso. Si no me equivoco, Claudia siempre va a capital. Tiene mucha gente conocida allá y puede ser que para allá se dirija. Eso sería conveniente, porque el mío es un recorrido relativamente corto y ella estaría dormida durante todo el trayecto. Saquemos cuentas: Claudia vive a la vuelta de la terminal del blanquito, en Berazategui, yo subí en Ezpeleta; más o menos, el colectivo comenzó su recorrido hace unos veinte minutos y lo comenzó con Claudia arriba sentada. Hace veinte minutos que se sentó y cerró sus ojos. Supongamos que por cinco minutos (siete, tal vez) Claudia haya seguido despierta o dormitando y al minuto doce (tal vez quince) se haya dormido. Claudia está durmiendo hace aproximadamente ocho minutos, o sea: su sueño es bastante profundo o lo suficientemente profundo para que no se despierte mientras un servidor forme parte del exiguo pasaje y del desolador paisaje de asientos rotos, goma espuma revuelta, botellitas de coca que van y vienen rodando bajo los asientos y un colectivero idéntico al cantante de Horcas que escucha a todo volumen un disco Arjona y canta las canciones por lo bajo, como haciendo mímica. El panorama de este mundo es desalentador. Los colectiveros parecidos al cantante de Horcas deberían tener prohibido una elección musical que no fuese el heavie metal nacional y patriótico o la cumbia santafesina. En ciertos casos se podría soportar que elijan las dos opciones, pero no en todos. Toda música que no sea la anteriormente mencionada, estaría vedada por una imposición estética y todo ataque o desacato por parte de los émulos del mentado compinche del borracho Civile, debería tener un castigo de fuerte carácter aleccionador para sirviese de ejemplo para los tipejos débiles que se ablandan del oído porque a la pelotuda de la novia le gusta chuparle su débil pitulín meloso y desabrido mientras se calienta pensando que Arjona le canta a SU menstruación y a SUS futuras cuatro putas décadas como sirvienta sexual de un pelotudo asalariado y con mal aliento. Debería aparecer en el convenio colectivo de trabajo y constar en la reglamentación interna de la empresa. Creo que si eso sucediese, el mundo sería menos feo, un ápice más armonioso.
Toco timbre, bajo del colectivo en movimiento. Mire atrás al bajar, leo mientras salto un poquito para caer con los dos pies en la vereda. El colectivo avanza por la avenida 12 de Octubre y dobla por Andrés Baranda. Claudia se aleja. Quedo frente a la vidriera de la casa de zapatillas, las miro atentamente. Las zapatillas deportivas son horribles. Quién será el tipo que las diseña?, son realmente espantosas. Escucho un ruido y comienzan a bajar las persianas metálicas del negocio. Las horribles zapatillas quedan del otro lado. Es tiempo de emprender camino, lo sé, pero no recuerdo a donde me dirigía.